La idea de realizar este proyecto surge tras una importante reflexión a raíz de leer el libro El amor no es suficiente de Miguel Franco, el cual recomiendo encarecidamente a cualquier persona relacionada con el ámbito de la salud (especialmente a los profesores y maestros de Educación Física) o a cualquier persona con inquietudes relacionadas con el tema. Por otra parte, la elección de la temática responde al interés que muestra esta generación de alumnos por el universo Star Wars  y tras conocer el éxito que tuvo el proyecto de Tristán González me decidí a planificarlo.

​

Aparte de los beneficios que nos aporta el uso de la gamificación en nuestras clases a nivel pedagógico, este trabajo pretende servir como una herramienta para fomentar y promover hábitos de vida saludables fuera del aula. Por eso creo que la gamificación es una estrategia adecuada para que los alumnos más jóvenes realicen una asociación positiva de estos hábitos a través de una "experiencia de juego memorable".

La obesidad infantil es un problema de salud a nivel mundial. En España, aunque los datos han mejorado con respecto al 2011, las cifras de niños con exceso de peso siguen siendo preocupantes llegando a alcanzar un 41'3% (criterios Organización Mundial de la Salud) de población infantil según el Estudio Aladino de 2015.

​

La industria lo tiene claro: su objetivo es vender a toda costa. Y si para ello tiene que convencernos de lo que es bueno para la alimentación de los niños, lo hará. En los patios de recreo encontramos todo tipo de productos envasados, procesados y repletos de azúcares añadidos.  Pero no podemos culpar sólo a la industria. ¿Quién, aparte de la televisión, nos enseña a comer? ¿La casi mitológica pirámide alimentaria? ¿Nuestros padres? ¿Y quién les enseñó a ellos qué era bueno y qué debían evitar comer los niños?

¿Por qué empleamos tanto tiempo en enseñar a memorizar todos los ríos de España y todos sus afluentes y apenas lo dedicamos a enseñar a diferenciar entre comida real y comestible, o a concienciar seriamente de la importancia de tener un estilo de vida activo y saludable?

¿Qué mejor lugar que la escuela para aprender a comer? Qué es más útil, no digo importante, ¿saber de memoria todos los nombres de los tiempos verbales o adquirir los hábitos y conocimientos suficientes para evitar una más que posible futura Diabetes tipo II?

En mi opinión, los docentes de Educación Física podemos y debemos ser un eslabón más en la cadena de la lucha contra la mala nutrición de los niños y sobre todo en la promoción de hábitos de vida activa y saludable. Este proyecto, desde mi humilde posición como profesor, pretende ser un granito de arena que sume a tantas iniciativas que se están llevando a cabo en nuestro país.​